No nos gusta equivocarnos. Desde pequeños, nos enfadamos ante el error y nos cuesta entender que equivocarse, en parte, es positivo ya que nos permite aprender.
El error es una gran oportunidad para aprender pero, en nuestra sociedad, a menudo cuesta verlo como ocasión para mejorar. Hay personas que tienden a ser muy exigentes consigo mismas y no se permiten a sí mismas cierto margen de error, esto puede generar frustración, rabia, desánimo, baja autoestima…
¿Qué pasos debemos seguir para aprender de las situaciones en las que nos debemos equivocar? ¿Cómo hacer del error un aprendizaje? aquí algunas recomendaciones:
– Lo primero es asumir que la perfección no existe, que todo el mundo, en algún momento u otro, se equivoca y que esto es normal. Alejarnos de la búsqueda de la perfección, puede ayudarnos ver el error como una oportunidad para aprender, crecer, cambiar y mejorar.
– Conviene controlar la autoexigencia, entendiendo que no podemos llegar a todo y, además, hacerlo perfecto. Para gestionar nuestra autoexigencia deberíamos marcar objetivos pequeños y alcanzables y, sobre todo, felicitarnos cuando hemos conseguido lo que queríamos conseguir, también analizar los porqués de lo que no nos ha salido tan bien como esperábamos, para así mejorar a la próxima, por tanto, concedernos cierto margen de error.
– Interiorizar la idea de que equivocarse es habitual, nos ayudará a ver el error como algo común.
– También es importante centrarnos en reducir el sentimiento de culpabilidad ante el error, así será más fácil ver nuestra equivocación como un aprendizaje y una posibilidad para hacerlo mejor la próxima vez.
– Esconder el error no nos ayuda, todavía le da una carga más negativa de la que realmente tiene, por tanto, para aprender de nuestras equivocaciones es mejor no mentirnos a nosotros mismos ni a los demás. Hablar del error con personas cercanas nos ayuda a reflexionar sobre la situación, qué aprender, qué cambios podemos hacer… por tanto, es aconsejable hablar con los demás sobre nuestros errores y pedir ayuda, si conviene.
– Por último, es tan importante darnos la oportunidad de aprender de un error como felicitarnos cuando lo hemos hecho bien y aprendido.