Las horas que pasamos en el trabajo, las obligaciones que tenemos a lo largo del día, los hijos y otros familiares que nos necesitan, gestiones económicas, nuestros horarios apretados… nos dejan poco tiempo para dedicarnos a cuidar la relación que tenemos con la nuestra pareja y, a menudo por descuido, se ve perjudicada.

Es un tópico la frase “el amor es como una planta que hay que regar todos los días”, pero la realidad es ésta, la relación de pareja debe cuidarse. Las psicólogas de IPPSIC proponen algunas recomendaciones para cuidar y mejorar nuestra relación de pareja:

– Es importante dedicarse tiempo de calidad, esto significa pasar ratos juntos evitando hablar de trabajo, hijos, organización de la casa, entre otros temas. Centrar la atención uno en otro: cómo estamos, cómo nos sentimos, qué queremos, qué necesitamos…

– Es recomendable disfrutar de 10 minutos diarios a estar solos en intimidad: estar abrazados, tranquilos, centrados en el aquí y ahora; no hace falta hablar demasiado, simplemente estar con el otro y relajarse. Conviene tener presente que los momentos de intimidad van más allá de las relaciones sexuales, se trata de ratos que pasamos juntos con el objetivo de estar relajados y tranquilos (aunque estos momentos pueden acabar en sexo).

– Para mejorar la convivencia y reducir los conflictos, es fundamental organizarse y negociar aquellos aspectos relacionados con la planificación diaria, las obligaciones y tareas domésticas, el cuidado y educación de los hijos… cuanto más negociemos, menos conflictos habrá.

– La exigencia hacia el otro es otra fuente de conflictos. Esperar del otro cosas que no le hemos dicho genera insatisfacción a la persona que espera, por tanto, es recomendable explicarle qué queremos, qué esperamos… teniendo en cuenta que cada uno es como es y no todos tenemos la misma forma de hacer las cosas. Conviene ser consciente de que la exigencia hacia la otra persona genera insatisfacción a una (la que espera) e inseguridad o baja autoestima a la otra, porque rara vez consigue llegar a donde la otra quiere.

– Una pareja está formada por dos personas que comparten parte de su vida, por tanto, es bueno que cada uno tenga su vida: sus aficiones, sus intereses, sus actividades y que parte de éstas sean compartidas, pero no todas. Es recomendable que cada uno tenga su propia vida, sus vivencias y experiencias individuales, para después poder explicarlas y compartir con la pareja, hablar e intercambiar opiniones.

– Amar es interesarse por el otro: qué hace, cómo se siente, cómo le ha ido el día, qué necesita, tener en cuenta lo que le gusta… Por tanto, es recomendable dedicar unos minutos al día a interesarse por la pareja.

– Una buena relación de pareja es aquella en la que existe amor, entendimiento, negociación, amistad y una buena relación sexual, por eso es importante no descuidar este punto. Cuidar el sexo y mantener el encendido deseo nos ayuda a mejorar nuestra relación de pareja, ya que refuerza la unión, la complicidad, la conexión y aumenta la autoestima, porque nos hace sentir deseados.

– El factor sorpresa nos ayuda a mejorar nuestra relación de pareja y mantener el interés y la llama encendida. Algunas ideas pueden ser: dejar notas, regalar algo inesperado, salir antes del trabajo, salir a cenar, proponer actividades distintas a las habituales…

– Para las parejas que tienen hijos pequeños o adolescentes, es importante organizarse para poder tener citas en pareja en las que no se hable de niños. Es recomendable dejar a los niños con los abuelos, tíos, canguros… de vez en cuando para poder salir a cenar o realizar actividades en pareja y no en familia.

– Tener un proyecto en común nos permite tener un objetivo para trabajar juntos, éste puede ser: ir a vivir juntos, tener un hijo, organizar la boda, construir conjuntamente una casa, preparar las vacaciones, organizar excursiones o viajes… cada pareja tiene el suyo. En este punto es importante que los dos miembros de la pareja participen y tengan representación, que el proyecto tenga la huella de ambos. Este proyecto común se puede modificar con el tiempo.

– La negociación es la clave para resolver los conflictos de la mejor forma posible. Cuando aparece un conflicto, se origina un problema o inicia una discusión es mejor detenerse y dejarlo por otro momento. Esto no significa evitar los conflictos o las discusiones, sino simplemente reservarlo por un momento en que ambos estemos tranquilos y seamos capaces de hablar de ellos sin reproches, sin levantar la voz, sin rabia incontrolada… y llegar así a un acuerdo . El pacto o la negociación forma parte de la organización de la pareja y la convivencia, por eso sería bueno pactar antes de llegar al conflicto.

– Para negociar, hablar de los conflictos, para hacer peticiones y en cualquier momento es fundamental la comunicación asertiva (enlace artículo asertividad), que nos permite expresar lo que sentimos de forma que el otro no se sienta atacado.

– Por último y no menos importante, hay que tener siempre presente que cada uno es responsable de su felicidad y que tener una relación de pareja no quiere decir que el otro debe hacernos felices sino que debemos trabajar para ser felices juntos y para separado, así podremos gozar de una relación de pareja sana y satisfactoria.