La inseguridad a la hora de relacionarse con los demás o en el momento de tomar decisiones condiciona la forma de actuar y sentirse de la persona. A menudo lo que los demás pensarán, el miedo a hacer el ridículo o la “voluntad” de complacer siempre a los demás, la lleva a actuar sin tener en cuenta lo que realmente quiere.

La inseguridad nos hace sentir tímidos, pequeños, dudosos, con miedo, controla nuestro comportamiento y toma las decisiones por nosotros. Las personas inseguras dependen de la opinión y expectativas de los demás, lo que las personas de su alrededor pensarán, a veces, importa más que lo que ellas piensen, eso les hace dudar y entrar en un círculo de pensamientos negativos que empeora la inseguridad . Son comunes frases como: “¿y si hago el ridículo…?”, “¿y si me equivoco…?”, “quizás me irá mal”, “eso no puedo hacerlo porque no me saldrá y la gente pensará que…” todos estos pensamientos no ayudan a superar la inseguridad.

Éstas son algunas pautas para mejorar la inseguridad y dejarla atrás:

Tomar conciencia de los propios pensamientos y emociones es el primer paso, puesto que permite que la persona identifique las ideas que la hacen sentir insegura, en qué momentos y ante qué situaciones o personas en concreto. Esto ayuda a poder plantear un cambio de pensamientos.

Hacer una lista de aquellas situaciones que nos hacen sentir más inseguros, puede ser útil para afrontarlas y tener en cuenta los progresos hacia la seguridad.
Aprender a decir no y ser asertivo son dos claves importantes para sentirse seguros, puesto que permiten priorizar lo que la persona quiere o no, poniéndose a ella como control de la situación y de las decisiones.

Cambiar el propio diálogo interno, el pensamiento ayuda a afrontar las situaciones de inseguridad. Modificar el pensamiento «no lo podré hacer» por «intentaré hacerlo y la próxima vez mejoraré algunos aspectos» o «lo he hecho muy mal, habrán pensado que no sé» por «he hecho bien algunas cosas (concretarlas) , todavía tengo que mejorar algunas (concretarlas) pero cada vez lo hago mejor”… ayuda a sentirse más seguro. Por tanto, un pensamiento positivo ayuda a avanzar hacia la seguridad.

Hablar abiertamente de las inseguridades con personas de confianza permite reconocerlas y asumirlas, además es una buena ocasión para ver que las personas que nos rodean también tienen inseguridades.

Es importante ser conscientes de que es habitual y normal sentirse inseguro cuando no se tiene confianza (a una persona, a la realización de una tarea…) o cuando se viven situaciones nuevas, afrontar aquellos momentos que despiertan la inseguridad, hace que la persona gane confianza y la sensación de sentirse inseguro disminuya. Es casi imposible sentirse seguros en todo, siempre existe alguna situación desconocida a la que nos hace respeto afrontarnos. La inseguridad en sí misma no es negativa, pero puede resultar un problema si se deja que controle la vida de la persona y la limite.

Asistir a psicoterapia ayuda a aprender cómo controlar la inseguridad.